Según informes de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC), la esperanza de vida de los hombres latinos en los Estados Unidos es 5.2 años más baja que la de las mujeres latinas. Esta diferencia se atribuyen en parte a factores biológicos que dan a las mujeres ventajas que resultan en una vida más larga. Por ejemplo, a pesar de los estereotipos, las mujeres son biológicamente más resistentes que los hombres. Sin embargo, también hay factores ambientales y de comportamiento que influyen.
Los hombres son más propensos a fumar, a abusar del alcohol, tener malos hábitos alimenticios y de actividad física, comportamientos de alto riesgo, accidentes en el trabajo y se resisten acudir al médico cuando están enfermos. Los hombres latinos mueren en mayor proporción que las mujeres latinas por enfermedades cardiacas, lesiones no intencionales, enfermedades del hígado, así como suicidio y homicidio.
Se ha vuelto cada vez más evidente que esta diferencia en la esperanza de vida se debe en gran medida a causas evitables. Una noción aún más clara es la idea de que algunas de estas causas de muerte evitables se deben a ideales arcaicos de masculinidad.
Es de preocuparse que los hombres latinos se resisten a cuidar su salud física y mental.
En mi trabajo como investigador del uso y abuso del alcohol con latinxs (término inclusivo para referirse a todas las personas de origen latino), constantemente he encontrado que los hombres latinos que se adhieren a los ideales más tradicionales de masculinidad (dureza, autosuficiencia, desconexión emocional, etc.,) también se resisten a practicar comportamientos saludables y a buscar atención medica cuando es necesario.
Si bien podemos atribuir parte de esta resistencia a cuestiones de conocimiento, así como al acceso y disponibilidad de servicios adecuados, nuestro trabajo ha demostrado consistentemente que cuanto más los hombres latinos se identifican con las nociones tradicionales de masculinidad, más vulnerables se vuelven.
Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto? Cambiar nuestras ideas de cómo expresar la masculinidad y cuidarnos mejor puede ser un comienzo. Es decir, quizás la creación de una sociedad más equitativa en cuanto al género pueda ayudar a aliviar algunos de estos problemas, y hay pruebas de ello.
Islandia, que ocupa el primer lugar en igualdad de género en el mundo, también tiene una de las expectativas de vida más altas para los hombres con 82.2 años en comparación con la de los hombres Latinos de Estados Unidos, que es de 77.9 años. Dado que la esperanza de vida es un fuerte predictor del bienestar de las sociedades, parece que los hombres en Islandia están bastante bien.
Los beneficios del feminismo en la salud de los hombres no solo son evidentes en Islandia, hay muchos otros ejemplos de países donde los resultados positivos de la salud de los hombres se atribuyen simplemente al existir en sociedades más equitativas de género. Estas diferencias pueden explicarse parcialmente por la idea de que cuando los hombres tienen la libertad de adoptar expresiones más fluidas de virilidad y una toma menos patriarcal de los roles de género, se pueden aliviar algunas fricciones causadas por demostraciones inflexibles de masculinidad que pueden tener efectos negativos para la salud mental, física y social para hombres y mujeres.
Entonces, este mes de junio, que es el Mes de la Salud de los Hombres, quizás lo más saludable que podemos hacer es reflexionar sobre las formas en que nosotros, como hombres, podemos cambiar nuestras ideas sobre lo que significa ser un hombre, al mismo tiempo que animamos a las mujeres que nos rodean.
Si la equidad de género puede generar más tiempo, entonces no tenemos tiempo que perder.