Oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. inspeccionan un vehículo que se dirigía al sur hacia México en el Puerto de Entrada de Mariposa en 2009.

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Casi 6,000 cartuchos dirigidos a un nombre ficticio llegaron a la puerta de una residencia de Tucsón en abril de 2020. Las balas pasarían por varias manos más antes de ser introducidas de contrabando en México.

Los dos ciudadanos estadounidenses que recibieron y almacenaron la munición (el conjunto de suministros que se necesita para disparar armas de fuego) dijeron después a las autoridades que fueron contratados por alguien en Nogales, Sonora, y que les pagaron 40 dólares por caja. Los registros no indicaban cuántas cajas había.

Los residentes de Tucsón fueron finalmente acusados de contrabando de mercancías desde Estados Unidos y de conspiración junto con otras cuatro personas implicadas en la operación, que incluía casi 30,000 cartuchos de munición para armas de fuego de alta potencia.

Este fue uno de los 39 casos relacionados con el contrabando de armas a México que se presentaron en los tribunales federales de Tucsón y uno de Phoenix en 2021, casi el doble de cualquier año que se remonte a 2008, cuando se utilizó por primera vez el estatuto.

Los registros de los tribunales muestran que muchos de los contrabandistas son adultos jóvenes y ciudadanos estadounidenses que dicen que fueron contactados por alguien en México y que a menudo se les pagó unos pocos cientos o miles de dólares para comprar, almacenar o transportar armas.

Los casos varían desde redes de contrabando de armas en Tucsón que incluían a unas seis personas, hasta una sola persona con tres pistolas de 9 mm atadas a su cuerpo que entraba a Sonora por el puerto de Nogales.

Un joven de 18 años fue detenido cuando entraba en México empujando un carro de mano con 1,400 cartuchos de munición de 5.56x45 mm, apta para un rifle AR-15, escondidos en cajas de detergente y arena para gatos. Tras renunciar a sus derechos Miranda (que incluyen el derecho a permanecer en silencio y a tener un abogado), dijo a los agentes que fue reclutado por alguien en Nogales, Sonora, y que le prometieron 1,500 dólares por transportar 3,000 cartuchos a México, pero que no le cabía todo en su carrito de mano.

Los casos presentados en 2021 en los tribunales federales de Arizona implicaban casi 300,000 rondas de munición, unos 460 cargadores, 830 enlaces de munición, 37 pistolas, 57 rifles y 80 piezas y accesorios, algunos de los cuales fueron incautados y otros que lograron salir del país, según un análisis del Arizona Daily Star.

El aumento de los casos de contrabando de armas que se persiguen en los tribunales federales del Distrito de Arizona corresponde con un aumento de las armas incautadas en los puertos de entrada hacia el sur.

Los funcionarios de aduanas de EE.UU. en la frontera sur de Arizona confiscaron 104 rifles y 101 armas de mano que se dirigían a México en 2021, lo que es mucho más alto que cualquier año en al menos una década, siendo el siguiente más alto el de 2012, cuando esos funcionarios confiscaron 23 rifles y 21 armas de mano.

Los oficiales en el puerto de entrada en Nogales, Arizona, descubrieron tres rifles de asalto, cinco cargadores y más de mil rondas de municiones ocultas dentro de los compartimentos de un vehículo que se dirigía a México, según un tweet del 18 de enero del director del puerto, Michael W. Humphries.

Además, las aduanas estadounidenses confiscaron casi 95,000 rondas de munición y 372 cargadores en 2021 que se dirigían de Arizona a México. Las incautaciones de municiones en la frontera de Arizona vieron un aumento dramático en 2020, mismo que continuó en 2021.

Más armas, más incautaciones

Las razones del aumento se deben a dos cosas: que hay más incidentes de personas que intentan contrabandear armas a México y que hay, también, más incidentes de las fuerzas del orden que interceden debido a la mejora de la tecnología y el aumento de personal, lo cual lleva a más incautaciones en los puertos de entrada y fuera de ellos, dice Scott Brown, agente especial a cargo de Investigaciones del Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security Investigations) en Phoenix.

Los expertos también afirman que el aumento de la coordinación entre las agencias de ambos lados de la frontera está dando lugar a un mayor número de confiscaciones.

La inseguridad financiera en Estados Unidos, exacerbada por la pandemia, y la continua violencia entre los cárteles en México, que alimentan el tráfico de armas, son un par de razones por las que el contrabando de armas ha aumentado, dijo Brown.

Las personas contratadas para comprar las armas de fuego en EE.UU. suelen tener vínculos poco claros con los cárteles. Los contratados para transportar las armas a través de la frontera pueden tener un vínculo algo más estrecho y a menudo tienen un historial de cruces fronterizos, para atraer menos escrutinio.

“La pandemia ha traído incertidumbres financieras a personas que ya tienen dificultades para llegar a fin de mes”, dijo Brown. “Cuando se presenta una oportunidad de ganar dinero ‘rápido’, la gente es más propensa a arriesgarse por un pago. Los reclutadores utilizan las redes sociales para captar a los jóvenes. Los jóvenes tienden a pensar que no les van a atrapar”.

Los expertos también coinciden en que el aumento de la venta de armas en EE.UU. durante la pandemia probablemente contribuyó al incremento del contrabando de armas en México.

Más coordinación entre agencias

A medida que ha aumentado la colaboración entre las organizaciones con sede en EE.UU., también lo ha hecho la colaboración con el gobierno de México, lo que, según los funcionarios de ambos países, es un cambio significativo.

Estados Unidos tiene que poner de su parte para asegurarse de que el gobierno mexicano tiene la capacidad de luchar contra los cárteles, dice Brown.

“México ha reconocido, y con razón, que por mucho que nosotros nos quejemos de las drogas que entran desde México, México ha tenido que levantar la voz, también con razón, con respecto a las armas que entran desde Estados Unidos a México”, dijo. “Si queremos que México sea capaz de luchar eficazmente contra los cárteles, tenemos que hacer nuestra parte para asegurarnos de que los cárteles no superen a las fuerzas de seguridad mexicanas e incluso al Ejército mexicano”.

La Seguridad Nacional de Estados Unidos y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos lanzaron en 2020 operaciones conjuntas: la Operación Sin Rastro (Operation Without a Trace) y la Operación al Sur (Southbound), dirigidas a individuos y organizaciones de contrabando de armas, lo que ha dado lugar a más interdicciones (privación de un derecho impuesta por la autoridad judicial) y procesamientos. También han reforzado la coordinación con la Fiscalía de los Estados Unidos y con el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras en este esfuerzo.

La Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos rastreó en 2020 casi 10,000 armas de fuego implicadas en un delito en México hasta llegar a los fabricantes estadounidenses. Pero la munición es mucho más difícil de rastrear.

La oficina tiene representantes en otros países, incluido México, y parte de la Operación Southbound consiste en tener conversaciones continuas sobre el rastreo de todas las armas de fuego a medida que se recuperan de casos criminales, dice Brendan Iber, agente especial a cargo de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos en Phoenix.

“Estas organizaciones de narcotraficantes y los cárteles tienen que proteger su comercio ilegal de drogas de alguna manera”, dijo Iber. “Son las armas de fuego las que les ayudan a proteger esa empresa criminal en la que están involucrados. Así que estamos tratando de asegurarnos de que esas herramientas no lleguen a ellos, en primer lugar porque, por desgracia, las cosas malas suceden cuando las armas de fuego llegan a las manos de esas personas”.

Armas, tráfico y migración

El contrabando de armas de Estados Unidos a México es un problema para ambos países, ya que alimenta el tráfico ilegal de drogas hacia Estados Unidos y crea un nivel de violencia en México y más allá que empuja a la gente a huir de sus hogares y buscar refugio, a menudo en Estados Unidos.

Mientras que en 2021 se confiscaron unas 200 armas en la frontera del sur de Arizona, el gobierno mexicano calcula que cada año se contrabandean 200,000 armas de fuego desde Estados Unidos.

Entre el 70% y el 90% de las armas de fuego que el gobierno mexicano recupera de las escenas del crimen son traficadas desde Estados Unidos, de las cuales el 15% provienen de Arizona, afirma Fabián Medina Hernández, jefe de gabinete de la Secretaría de Relaciones Exteriores en México.

A medida que aumentan los incidentes de incautación de armas, también lo hacen las incautaciones de drogas peligrosas que se introducen de contrabando en EE.UU.

La cantidad de fentanilo incautado en la frontera sur en todo el país aumentó anualmente un 73% en 2020 y más del doble en 2021. Las incautaciones de metanfetamina también aumentaron, casi un 30% en 2020 y casi un 7% en 2021.

El contrabando de armas en México y el tráfico de drogas en Estados Unidos están conectados, dice Rafael Barceló Durazo, cónsul de México en Tucsón. El fácil acceso a las armas en Estados Unidos da poder a los cárteles en México, que contrabandean drogas a Estados Unidos, que luego tienen más dinero para más armas para seguir aterrorizando a los pueblos y ciudades mexicanas.

“Tenemos que seguir planteando alternativas que tengan resultados reales para que haya menos armas de fuego en manos de los delincuentes”, dijo Barceló. “Si hay muchas armas de fuego en manos de los delincuentes, va a seguir muriendo mucha gente inocente, y mucha gente va a seguir siendo desplazada, emigrando de sus comunidades por el nivel de violencia que esto conlleva”.

Las balas superan a las armas

La cantidad de municiones que se introducen de contrabando a México desde Estados Unidos ha superado la cantidad de armas, según las autoridades mexicanas.

El gobierno mexicano está confiscando más municiones que armas, lo que ha sido el caso durante al menos seis años, dice Javier Osorio, profesor de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad de Arizona, que ha estado estudiando el crimen organizado en México durante más de una década.

“Al evolucionar el conflicto, ahora todos estos cárteles están bastante bien armados”, dijo. “Lo que necesitan es munición. Así que vemos mayores importaciones y eso se refleja en la proporción de decomisos que está haciendo el gobierno mexicano, básicamente el ejército. Ahora están confiscando más munición, cargadores y rifles nuevos”.

Recientemente, ha habido un gran aumento en el contrabando de municiones hacia México desde Estados Unidos, dice Hernández, de la Secretaría de Relaciones Exteriores en México.

Está de acuerdo en que esto tiene que ver con que las facciones del crimen organizado en México ya tienen grandes arsenales de armas, y añade que la mayor parte de la munición que se introduce de contrabando desde el sur de Arizona es para armas destinadas a causar el máximo daño.

Esfuerzos renovados

Después del tiroteo mortal de tres mujeres y seis niños en La Mora, Sonora, el 4 de noviembre de 2019, en el que se involucró munición que venía de Estados Unidos, algunos funcionarios dijeron que esperaban que aparecieran más iniciativas de aplicación de la ley a nivel nacional, pero los expertos coinciden en que no ha habido cambios regulatorios o legales significativos.

Aparte de una mayor coordinación, otra cosa que ha cambiado es la forma en que los gobiernos de Estados Unidos y México discuten el problema.

Funcionarios de alto nivel de Estados Unidos y México lanzaron a finales de enero el Grupo Binacional contra el Contrabando de Armas en el Marco del Bicentenario (Bicentennial Framework Binational Group Against Arms Smuggling), en el que ambos países se comprometen a aumentar las extradiciones, acelerar la tramitación de los casos, reforzar las patrullas a ambos lados de la frontera, trabajar juntos para modernizar la tecnología de inspección fronteriza y mejorar el intercambio de información.

Uno de los objetivos es que los funcionarios de ambos lados de la frontera confisquen más armas en la frontera, especialmente las de alto poder, dijo el Jefe de Asuntos de América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, Roberto Velasco, durante la reunión.

La cantidad de armas de alto poder que se introducen de contrabando en México no ha hecho más que aumentar en los últimos años, lo que se refleja en los casos presentados en el tribunal federal de Tucsón, que incluyen muchos rifles de alto poder y municiones.

Esta fue al menos la segunda charla de alto nivel sobre el contrabando de armas entre los dos países desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo, después de que tales discusiones habían sido suspendidas bajo la administración de Trump.

El hecho de que el gobierno mexicano haga del contrabando de armas un elemento clave de sus relaciones exteriores con Estados Unidos no tiene precedentes, dice Osorio, de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas. Pero no cree que el aumento de la presión de México sea suficiente para que Estados Unidos haga un cambio normativo, por diversas razones económicas, políticas y culturales.

“El amor por las armas en este país está en todas partes”, dijo. “Forma parte de la cultura. A la gente le gusta, y la gente vota por ello, y la gente es elegida haciendo campaña en esos términos. Así que, ¿por qué iba a cambiar el gobierno de Estados Unidos su política y sus relaciones internas? No lo creo”.

Responsabilidad de los fabricantes

El gobierno mexicano presentó el año pasado una demanda contra algunos fabricantes de armas estadounidenses, solicitando miles de millones de dólares en concepto de daños y perjuicios, alegando que tienen prácticas negligentes e irresponsables que permiten que sus armas de fuego causen estragos en México.

La demanda pide reparaciones y que las empresas pongan en marcha medidas para evitar que sus armas lleguen a manos de grupos criminales organizados en México.

Aunque otros han intentado obtener reparaciones de los fabricantes de armas estadounidenses, han fracasado debido a la Ley de Protección del Comercio Legal de Armas, una ley de Estados Unidos. Esta ley protege a los fabricantes y distribuidores de armas de fuego de ser considerados responsables cuando se han cometido delitos con sus productos. Pero esta ley no puede dar inmunidad a los fabricantes cuando el daño se produce fuera del país.

Numerosas entidades estadounidenses presentaron el 3 de febrero escritos amicus en apoyo a México, afirmando que el caso no debería ser desestimado en base a esa ley, incluyendo los estados de Massachusetts, California, Connecticut, Delaware, Hawai, Illinois, Maryland, Michigan, Minnesota, Nueva Jersey, Nuevo México, Nueva York y Oregon, así como el Distrito de Columbia.

Laura Conover

Un escrito similar fue presentado por 30 fiscales estatales, de distrito y de condado, incluida la fiscal del Condado Pima Laura Conover. También presentaron escritos similares activistas, académicos y víctimas mexicanas, además de gobiernos y organizaciones no gubernamentales de las regiones de América Latina y el Caribe y estudiosos del derecho internacional.

“Las drogas que importan los cárteles mexicanos, facilitadas y protegidas por las armas de los acusados, causan graves daños en nuestras comunidades”, dice el escrito firmado por Conover y los demás abogados. “El fácil acceso a las armas de los acusados ha permitido a los cárteles mexicanos realizar su objetivo final: convertirse en los principales distribuidores de los opioides que están diezmando las comunidades”.


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Contacta a la reportera Danyelle Khmara en dkhmara@tucson.com o al 573-4223. En Twitter: @DanyelleKhmara