Las autoridades de Tucsón dijeron que suspenderán indefinidamente las operaciones en una de las plantas de tratamiento de agua de la ciudad para evitar que la alcancen químicos tóxicos subterráneos.
Los funcionarios de la ciudad aseguraron a los residentes en una conferencia de prensa el 8 de junio que el agua de la planta Tucson Airport Remediation Project (TARP) es segura, y que la decisión de detener las operaciones desde el 21 de junio es simplemente una precaución contra los altos niveles del químico PFAS que podrían estar moviéndose hacia la planta.
“Nuestra acción de suspender el tratamiento en TARP es un paso proactivo para garantizar que el suministro de agua potable de nuestra comunidad siga siendo seguro”, dijo el subadministrador de la ciudad de Tucsón, Tim Thomure.
PFAS es un químico que se utiliza en la espuma de extinción de incendios y otras aplicaciones y se detectó en las aguas subterráneas cerca de varias bases militares y aeropuertos en el estado, incluyendo la instalación de la Guardia Nacional Aérea de Arizona en el Aeropuerto Internacional de Tucsón.
El producto químico se detectó por primera vez en las aguas subterráneas de TARP hace años, pero los niveles eran lo suficientemente bajos como para que pudieran eliminarse con el tratamiento disponible, dijeron funcionarios de la ciudad.
“Desafortunadamente, hemos llegado a un momento crítico en el que ya no podemos entregar con confianza agua potable de TARP debido a los elevados niveles de PFAS en el agua que ingresa a las instalaciones antes del tratamiento”, dijo la alcaldesa de Tucsón, Regina Romero.
La Agencia de Protección Ambiental no regula el producto químico, pero ha establecido un “nivel de asesoramiento sanitario“ seguro de 70 partes por un millón de millones. Los funcionarios de Tucsón dijeron que han mantenido su propio estándar de menos de 18 partes por un billón, que dijeron es uno de los más estrictos de la nación.
Las aguas subterráneas cerca del aeropuerto no son parte del sistema de agua de la ciudad, pero cuando las pruebas en 2019 mostraron allí niveles de hasta 10,000 partes por billón, puso a los funcionarios de la ciudad en alerta.
“Tenemos estándares para el tratamiento que estamos proporcionando, y tenemos estándares para el agua que sale de la planta de tratamiento que se entrega a los clientes”, dijo Thomure. “No hemos violado ninguna de nuestras normas en este momento, no hemos entregado agua contaminada con PFAS a nuestros clientes”.
Una vocera de la Autoridad Aeroportuaria de Tucson (TAA, por sus siglas en inglés) dijo que el aeropuerto está dedicado a mitigar el impacto ambiental de PFAS, a pesar del hecho de que el gobierno federal requiere el uso de espuma de extinción de incendios que contiene PFAS.
“La TAA está comprometida a seguir siendo un socio proactivo de la comunidad para abordar la posible contaminación por PFAS mientras cumple con todos sus requisitos federales”, dijo la vocera Jessie Butler.
Thomure dijo que podría tomar “desde años hasta décadas” reanudar las operaciones en la planta TARP, que podría costar “decenas, si no cientos, de millones de dólares”.
Esa es una factura que los funcionarios locales insistieron en que los residentes de la ciudad no tendrían que pagar.
“Tucsón no causó la contaminación, pero nos están dejando lidiar con ella. Eso no es justo”, dijo Romero.
Mientras que los funcionarios dijeron que las discusiones sobre quién es responsable del problema son “preliminares”, la mayoría de las críticas del se dirigieron a la EPA y al Departamento de Defensa. Funcionarios locales, estatales y federales dijeron que no han hecho lo suficiente para prevenir y abordar el problema.
La representante Ann Kirkpatrick, demócrata de Tucsón, dijo que planea escribir al Secretario de Defensa, Lloyd Austin, “presionando al Departamento de Defensa para que acelere cualquier investigación correctiva restante, acelere las acciones de limpieza y priorice los desafíos únicos de la fuente de agua que enfrenta Tucsón”.
El también representante demócrata de Tucsón, Raúl Grijalva, dijo que no hay “ninguna justificación para que comunidades como Tucsón continúen sufriendo de contaminación por PFAS mientras el gobierno federal arrastra los pies y no actúa”.
“Durante demasiado tiempo, el Departamento de Defensa ha seguido cambiando la responsabilidad y no ha abordado la contaminación por PFAS en y cerca de las bases militares en detrimento de nuestras familias, amigos y vecinos en Tucsón”, dijo Grijalva en un comunicado preparado.
El director del Departamento de Calidad Ambiental de Arizona, Misael Cabrera, quien estuvo presente en el anuncio, dijo que “no es razonable” pedirle a Tucson Water que continúe tratando las aguas subterráneas del sitio TARP sin un mayor apoyo del gobierno federal.
“Ahora pedimos a la EPA de los Estados Unidos, a la Oficina de la Guardia Nacional y a otras partes responsables que se comprometan y tomen medidas para reanudar las operaciones en la planta del TARP lo antes posible”, dijo Cabrera.
Joshua Alexander, oficial de prensa de la oficina de la Agencia de Protección Ambiental Suroeste del Pacífico, dijo que la agencia “ha estado trabajando con Tucson Water desde agosto de 2020 para completar un estudio que identifica usos alternativos, a excepción del agua potable, para el agua tratada”.
Si el agua de TARP se utilizara para fines distintos que para beberla, el riesgo sería menor y la instalación podría potencialmente reiniciar sus operaciones.
Mientras tanto, la ciudad reemplazará el agua de TARP con agua del Río Colorado entregada por el Central Arizona Project, que actualmente proporciona la mayoría del agua potable de la ciudad.
“Nuestra principal fuente de agua ahora es el agua del Río Colorado que se está trayendo a Tucsón, recargada y recuperada. Nunca se ha detectado (PFAS) en ese suministro”, dijo Thomure.